25.11.13

De las formas de leer y del 'cambio de lo digital'

Pergeño cuatro líneas sólo para dejar saber que no he abandonado nada, que sigo enfrascado en Casa de Hojas, pero que me he perdido en un laberinto adyacente del que en algún momento saldré y retomaré el camino que Danielewski me intenta marcar.

Porque el Laberinto es el libro, sí. Pero el Laberinto también es lo que queramos que sea. Y eso me lleva a cavilar sobre las palabras de un conocido en la industria editorial que el otro día me comentaba lo del cambio en hábitos de lectura de los que hemos pasado a 'lo digital'1.

Sostiene mi conocido que, los 'digilectores' hemos abandonado la lectura lineal, que estamos enfrascados en lecturas fragmentarias y parciales que nos llevan  a experimentar la lectura en formas y maneras para las que la lectura como la entendíamos hace unos años no estaba dirigida.

Quizá, en cierto modo, no deja de tener razón. Soy ejemplo viviente que lo digital ha cambiado mi forma de leer. Mis lecturas en digital son mucho más fragmentarias que las analógicas. Me encuentro buscando material de referencia con el que completar el cuadro muy a menudo. Abandono la ruta principal y me pongo a disfrutar de la labor complementaria: conseguir un marco, entender la gran ecuación. Y cuando lo consigo, si lo consigo, vuelvo al camino transitado.

El problema es acotar ese marco, le comento a mi conocido. El gran cambio de lo digital, le digo, no es el hecho de ir a buscar otras lecturas, sino el de obligar al lector a decir basta en algún momento. Al fin y al cabo, hemos cambiado nuestras estanterías y las de las bibliotecas que frecuentamos por una gran biblioteca referencial infinita. Porque lo de ir a las estanterías y a bibliotecas de referencia ya se hacía, querido.

Uno no tiene más que escarbar un poco para encontrar que lo de entender la lectura como una experiencia contenida, sin referentes externos a lo que nos venga en el libro, no es más que un invento o una falacia relativamente reciente. O una comodidad, como gusten. Porque en realidad no deja de ser eso.

Ese es el gran cambio que nos impuso la novela. Eso es lo que, en mayor o menor medida, nos ha devuelto lo digital.



1.- Aunque en este caso mi lectura del Danielewski no sea en digital.

4 comentarios:

  1. "Porque lo de ir a las estanterías y a bibliotecas de referencia ya se hacía, querido"... querrás decir que había (hay) lectores que lo hacían.
    No todos.
    No tengo mucha relación con lectores digitales (ni analógicos, es lo que tiene ser autista vocacional) pero los que oteo en el metro, - ratifico que es cierto, cada vez hay más libros electrónicos- van llenos de Sombras de Grey, de Harry Queberts y otros por el estilo. No creo que este tipo de lector se desparrame buscando referencias, descubriendo citas o como dices 'completando el cuadro'.
    Por supuesto que para algunos ha cambiado la forma de leer, es obvio y mal iríamos si no fuera así, pero no creo que esté taaaan extendido como tus comentarios hacen pensar.

    Sigue comentando La Casa plis.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Lo haré. Lo de Casa de Hojas, digo. Aunque me sorprende que alguien los siga y los encuentre interesantes.

      Lo de la entrada era por cosas como: "Ahora haces lecturas mucho más fragmentarias y eso es culpa de internet, el RSS y los lectores digitales".

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  2. Sí, eso es cierto.
    En general la sociedad está más dispersa en todo, no solo en la forma de leer.

    Así nos va.

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